FAMOSOS MILAGROS TAURINOS : LOS TOROS MANSOS LOS SANTOS
Otra evidencia más del arraigo de la tauromaquia en nuestro acervo cultural , son las continuas relaciones entre el hecho religioso y la tauromaquia. Muchos son los milagros referenciados a lo largo de nuestra la historia del arte y la literatura , donde la presencia del toro aparecen como el protagonista de la escena o historia religiosa.
Muchas veces, es la fiereza del toro sometida por la voluntad del santo, la que sirve de medio para manifestar el poder de Dios a través de las manos o deseos impuestos a la fiera . La víctima inocente, es finalmente salvada de la muerte segura gracias a la intercesión del santo ; y son los méritos y las virtudes del santo, las que son merecedoras de la intervención divina , manifestada mediante el milagro taurino.
La descripción del hecho milagros es una forma de declaración de la santidad de algunas eminencias eclesiásticas , mediante su capacidad de dominio de la bravura del toro, gracias a la intercesión divina desde el cielo.
Entre los toreros existe una manifiesta religiosidad, debe ser la profesión más creyente de todas. Cuando el torero entra en el recinto de la plaza, lo primero que hace es visitar la capilla para orar y solicitar protección de sus vírgenes y santos preferidos. Empecemos con el patrón de los toreros......
San Pedro Regalado, fraile franciscano nacido en Valladolid en 1390 . Es el patrón de Valladolid desde que fue canonizado por el papa Benedicto XI en 1746; y también es el patrón de los toreros desde 1953 .
La Asociación de Toreros Españoles propuso en 1953 dos candidaturas para elegir a su patrón: San Juan de Sahagún de León y San Pedro Regalado. Aunque el candidato leonés, también tenía acreditados milagros taurinos, finalmente fue el Santo vallisoletano el elegido por una escasa diferencia de votos.
Desde 1952 , el Ayuntamiento de Pucela instituyó el trofeo “San Pedro Regalado” al triunfador de la feria de la ciudad; en cuyo honor se celebran en Valladolid su fiesta con una corrida el 13 de mayo.
En el lienzo pintado por fray Diego de Frutos, está representa al santo en el momento del milagro y a pie de cuadro hay un cartel, que dice:
“Saliendo San Pedro Regalado del convento del Abrojo para Valladolid, sin saber que hubiese fiesta de toros, se escapó uno de la plaza y le acometió furioso, el santo después de implorar al cielo , le mandó se postrase y lo ejecutó rendido. Quitóle el Santo las garrochas y echándole la bendición le mandó que se fuese sin que hiciese mal a nadie, lo que ejecutó el bruto .”
En la Plaza del salvador de Valladolid, hay un escultura , obra del escultor sevillano Miguel García Delgado. El fraile aparece con su tradicional hábito, portando el cíngulo en la cintura, de pie y con la mano derecha ligeramente adelantada del cuerpo, simulando la postura que debió adoptar cuando paró al toro y le ordenó se marchara sin hacer daño alguno.
Otra capacidad de este santo , es la bilocalización. Precisamente esta capacidad le han hecho merecedor de su reciente postulación como patrón de los internautas. La tradición de Valladolid, nos habla de la célebre bilocación, que permitió al fraile estar simultáneamente en dos lugares distantes, el convento del Abrojo y el de la Aguilera, para rezar maitines y celebrar capítulo. El hecho milagroso fue explicado gracias a la presencia de ángeles que le ayudaron a romper las leyes que rigen en el mundo de la física teórica. Según parece , los internautas pucelanos están muy ilusionados en conseguir esta nueva nominación para su patrono local.
Tenía la iglesia de Santiago algunos esclavos, llamados Zaden, Cadon y Anfilon, que acusaron en Oviedo delante del rey Bermudo II, al obispo de Santiago, llamado Atulfo de traición, asegurando que el obispo de Santiago había prometido a los moros darles la tierra si entrasen por Galicia poderosos.
El rey creyó a los moros y mandó venir ante sí al obispo, que hijo del traidor conde don Gonzalo, que mató al rey don Sancho con veneno. El obispo llegó a Oviedo el jueves de la Cena de la Semana Santa, en tiempo que el rey tenía cortes a sus vasallos, consultando con ellos cómo se podría resistir a los moros, que ya comenzaban a destruir Castilla, y se temía que luego había de descargar aquella tempestad sobre el reino de León.
El rey le tenía previsto un infernal género de tormentos para el Obispo. Había mandando a sus monteros trajesen un toro bravísimo, y mandolo soltar contra el Obispo.
“Vínose el toro para el obispo tan manso, que le puso los cuernos en las manos para que los tomase, y dejándoseles en ellas, como si no les tuviera para más que aquello, volvió su ferocidad contra los que allí se hallaban, y matando algunos de ellos, sin tener ya sus armas, sino las que el poderío del cielo le daba, se volvió al soto de donde le habían traído”.
El obispo se volvió muy reposado a la iglesia con los cuernos en las manos y, poniéndolos en el altar mayor, maldijo a los tres siervos, que falsamente le acusaron.
La cornamenta del toro permaneció expuesta por muchos años en la catedral de Oviedo , y el hecho quedó recogida en un romance de la Crónica General de Alfonso X. En el siglo XIX, el Obispo Pisador de Oviedo, prohibió la devoción al Santo Ataulfo y su sarcófago estuvo cercado con reja para dificultar el culto .Actualmente se conserva este sarcófago en la iglesia de La Mata.
Juan de Sahagún (1430-1479) fraile agustino de la villa de Sahagún, provincia de León. Es el patrón de la villa de Sahagún y de Salamanca. Fue canonizado por el papa Alejandro VIII y su festividad se conmemora el 12 de junio. El verdadero nombre de San Juan de Sahagún , fue Juan González del Castillo Martínez. Murió en Salamanca envenenado por una mujer el 11 de junio de 1479. Llorado por toda Salamanca se enterró en el Convento de los Agustinos.
Cuenta la tradición que estando en Salamanca, el santo caminaba tranquilamente por una calle muy pendiente que comunica la plaza episcopal con la ribera del Tormes . Al final de la calle se encuentra una cruz, llamada de los ajusticiados, por ser allí donde se ejecutaba a los delincuentes. Como consecuencia de una espantada en medio del ferial, hizo que un toro se apartara del grupo, enfilara el puente romano hacia la calle en cuestión, donde se encontraba un grupo de niños jugando. Que embistiera al grupo o a un niño sólo, la realidad es que el toro estaba a punto de alcanzar a un niño, momento en el que San Juan de Sahagún se interpuso entre el toro y la criatura, diciéndole al toro: “Tente necio, deja a los niños en paz”. El toro frenó su carrera y se volvió mansamente hacia la feria. Desde entonces, la calle se llama calle de Tentenecio, en recuerdo del santo patrón.
Juan de Sahagún, además del milagro del toro, se le reconoce el del pozo amarillo. Allí también se cayó un niño. El sahagunino echó su cíngulo, que llegó hasta donde el niño pudo tomarlo. Entonces el santo hizo subir el nivel del agua hasta que el niño llegó a la superficie. Coincidencia con San Isidro, que también se le atribuye un milagro "muy muy" parecido
Este milagro tuvo lugar en Palacios del Arzobispo (Salamanca) , en un paraje denominado La Vega . Cuenta la leyenda que todos los días al atardecer, un toro semental se ausentaba de la manada durante dos o tres horas. Por la frecuencia del hecho, el mayoral de la ganadería decidió investigar qué pasaba. Un día siguió al semental comprobando que el toro saltaba la pared de piedra que había y comenzaba a escarbar en la tierra con los cuernos y las patas. Esto lo hacía durante un buen rato, y más o menos fatigado, regresaba a la dehesa donde se encontraba nuevamente con la manada. El mayoral ayudado de los vaqueros de la finca, decidieron profundizar en la tierra, justo donde el toro ya había hecho el hueco. Apenas iniciada la excavación, apareció una imagen de la Virgen, tallada en piedra, de unos noventa centímetros de altura, con la imagen de un niño en sus brazos.
Posteriormente y en honor la talla de la virgen, se erigió una ermita en la zona del descubrimiento para venerar a la a la Virgen la Vega.
En la actualidad, la ermita donde apareció la imagen ya está en ruinas, conservándose la imagen original en la iglesia parroquial de Palacios del Arzobispo. Todos los meses de mayo se realizaba una romería con la Virgen, trasladándola desde el templo parroquial a la ermita rememorando así el milagro taurino del santo .
Coplas populares a las mocitas de palacios, del cancionero de Dámaso Ledesma:
Gonzalo de Berceo, cuenta en Los milagros de nuestra Señora en pleno siglo XIII. Un toro diabólico embistió a un clérigo beodo que, al verse en apuros, se encomendó a Nuestra Señora. La Virgen le hizo un quite de “verónica” al furioso animal con la falda del manto. La Virgen le mandó confesarse sus pecados, lo que hizo al día siguiente.
San Francisco Solano (1549-1610), misionero, nació en 1549, en Montilla, Andalucía, España. Estudió con los Jesuitas, pero entró a la comunidad Franciscana porque le atraían mucho la pobreza y la vida tan sacrificada de los religiosos de San Francisco. Los primero años de sacerdocio los dedicó a predicar con gran provecho en el sur de España. El rey Felipe II pidió a los franciscanos que enviaran misioneros a Sudamérica y entonces fue enviado Francisco a extender la religión por estas tierras. Fray Francisco Solano recorrió el continente americano durante 20 años predicando, especialmente a los indios.
Es el patrono varias ciudades de América del Sur: Lima, Buenos Aires, Cartagena de Indias y Santiago de Chile , celebrándose su festividad el 14 de julio.
15 días después de su muerte, se inició su proceso de canonización. Las gestiones comenzaron en Lima, donde se presentaron 500 testigos de sus milagros, y después continuaron en otras ciudades del Perú, en el Tucumán y en España. Clemente X lo beatificó el 1675 y Benedicto XIII lo canonizó el 27 de diciembre de 1726.
Se le atribuyen tres milagros taurinos:
1º Un día en el pueblo de San Miguel, República Argentina, se escapó un toro feroz que hay en un corral donde se estaba celebrando un "toreo", y el toro empezó a cornear sin compasión por las calles. Llamaron al santo y éste se le enfrentó calmadamente al terrible animal. La gente vio con admiración que el bravísimo toro se acercaba a Fray Francisco y le lamía las manos y se dejaba llevar por él otra vez al corral, conducido por el cordón de su hábito .
2º Estando en Tucumán, el santo se cruzó con un toro bravo. Se puso de rodillas y le presentó sus manos consiguiendo que el animal doblara las manos y se pusiera a su vez de rodillas para lamerle las manos antes de desaparecer para siempre el toro en la montaña.
3º El tercer milagro taurino que se le atribuye ocurrió cuando, acompañando al capitán Andrés García Valdés, cerca de Talavera de Indias, apareció repentinamente un toro. El capitán pensó que la res brava embestiría lógicamente de preferencia a su caballo y picó escuelas para escapar, abandonando desamparado a su suerte al Padre Solano. Consciente de la situación que había provocado, volvió grupas a socorrerlo y cual no fue su sorpresa al comprobar que el toro estaba "lamiendo las manos del siervo de Dios, que se las tenía puestas en la testuz y hocico..."; toro caminaba manso y apaciguado al lado del misionero.
La imagen del Cristo llega a Torrijos a finales del siglo XVI. Desde entonces se han producido numerosos milagros atribuidos a esta imagen. El primero que se detecta es en el siglo XVII, cuando el cuerpo de una mujer torrijeña estaba poseído. Se realizó el conjuro y quedó sana ante la imagen del Cristo.
La tradición de este pueblo de Toledo, cuenta como un picador estando en peligro de ser cogido por el toro, reza al Cristo y éste realiza un pase con su mano evitando que el torero fuese atropellado. En el exvoto se indica la leyenda:
“Divino milagro del Santísimo Cristo de Torrijos a un picador librándole de la muerte”.
El grabado nos muestra al Cristo en la cruz, un toro embistiendo, un caballo muerto y a su lado el picador con su castoreño y la pica a su derecha.
Desde 1575 se hace referencia a la intervención de Santa Teresa de Jesús para amansar y atar a un toro o buey que andaba suelto por Beas de Segura sembrando el pánico entre sus vecinos tras soltarse del yugo en que estaba uncido para realizar labores de arrastre en las obras del Convento de Monjas Carmelitas Descalzas de San José del Salvador.
Precisamente en el Convento de las Carmelitas Descalzas, erigido en honor a San José del Salvador en 1575, se conservan reliquias de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, fraile que escribiría muchas de sus obras en esta localidad.
Y se dice que desde aquel extraordinario acontecimiento se empezó a festejar en los años sucesivos corriendo por las calles de Beas una o varias reses ensogadas por los cuernos y engalanadas de forma vistosa.
El programa de la celebración: la llegada de los toros el día del víspera, adornados vistosamente y con collar de campanillas y cascabeles así como un aparejo bordado sobre el lomo (acción que se conoce por “cascar” las reses), la procesión con la imagen de San Marcos sobre una carreta de la que tiran dos reses domadas y un hecho que ocurría antes de la entrada en vigor del actual reglamento de festejos taurinos populares, que las reses que intervenían en la celebración eran luego devueltas a sus vacadas
Cascar las reses ,consiste en sujetar fuertemente a los toros en el tronco de un árbol o columna, en una reja o en alguna anilla de hierro anclada en la pared mientras los miembros de la cuadrilla lo cogen por los cuernos y lo inmovilizan para colocarle un collar de campanillas y cascabeles, un aparejo y un frontil bordado con hilos de vivos colores.
Santa Teresa se presentó el 28 de noviembre de 1568 en un pueblecito de Segovia llamado Durelo para la fundación del primer convento de frailes descalzos . El proyecto tenía dificultades financieras y la santa se presentó en el pueblo, de no más de 30 familias, con objeto de conseguir ayuda de los lugareños. Pero las gentes eran muy pobres y sólo había un rico ganadero con posibilidades reales de ayudar a la causa de la fundación del convento. El ganadero, persona malintencionada y altanera, ofreció dos toros bravos, cuya ferocidad era tenida en 20 millas a la redonda. Santa Teresa se dirigió a las bestias sin inmutarse, las miró de frente, ojo a ojo, musitó unas palabras y levantó la mano y Pinto y Bardino (nombre de los toros bravos) perdiendo su condición de fieras salvajes y se convirtieron en mansos y obedientes.
Según cuenta la leyenda , que en el siglo XIII una noche un anciano padre de la Orden de Santa María de la Merced vio una columna de luz resplandeciente que iluminaba el cielo, desde la cima del monte. Este hecho se repitió noches sucesivas. A la noche siguiente, los monjes de la comunidad subieron en procesión hasta la cima del monte Toro . Pero la ascensión se hacía cada vez más penosa y difícil, a lo que había que añadir que tampoco sabían muy bien qué camino seguir para llegar a lo alto.
De repente les salió un toro furioso con intenciones claras de arrancarse , pero al ver el toro la “Cruz de Guía” procesional y los crucifijos que portaban los monjes, se amansó y los guió monte arriba entre la densa maleza. El camino se interrumpió debido a unas enormes piedras que impedían el paso de la procesión. La sorpresa fue mayúscula cuando los monjes vieron al toro embestir con todas sus fuerzas con su poderosa cornamenta contra las piedras, quedando entonces el camino completamente libre . Desde entonces, este lugar es conocido como el “pas del bou”(el paso del toro). Al llegar a la cima, el fiero toro se inclinó ante la entrada de una cueva de la que salía una luz y en ella encontraron la imagen de la Virgen con el niño Jesús en brazos.
Los monjes trasladaron la imagen al convento, pero al día siguiente desapareció la imagen y la apareció en el mismo lugar de la cueva de la cima del monte. Ante este suceso los monjes entendieron que esta era la voluntad de la "Señora" y en consecuencia construyeron allí un convento a donde se trasladó la orden de la Merced.
La Orden de Santa María de la Merced, fue fundada por San Pedro Nolasco en Barcelona en 1218 para la redención de los prisioneros musulmanes. Estos monjes fueron acompañando al rey Alfonso III “El Liberal”, cuando conquistó la isla de Mallorca en el año 1287.
El monte Toro, con 357 metros, es el punto más alto de Menorca y también el centro espiritual de la isla de Menorca
En un documento literario y pictórico que se conserva en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, un códice del siglo XIII que recoge e ilustra las Cantigas de Santa María, del rey Alfonso X el Sabio (1221-1284). En la cantiga CXLIV (144) se relata un supuesto milagro ocurrido con ocasión de la celebración del rito del Toro Nupcial. Importante resaltar que es la primera vez que se relata el rito del toro nupcial, tan arraigada durante siglos y extingida a finales del siglo XIX.
El Rito del Toro Nupcial se desarrollaba el día de la boda o la víspera, cuando el novio y sus acompañantes cazaban en el monte un toro salvaje y el novio y su cuadrilla conducían al toro por las calles del pueblo, llevándolo toreando hasta la puerta e la casa de la novia y se mataba allí, por el novio, generalmente por medio de banderillas acondicionadas para el hecho , adornadas por la novia con telas de colores. Con el toro muerto en la puerta de la prometida, el amante se impregnaba las manos de sangre y a continuación manchaba con ellas el pañuelo de la novia o su vestido nupcial, rito de la fecundación, alegoría a la fuerza genésica del toro y también a la pérdida de la virginidad. La cántiga nupcial, no relata la ceremonia del toro sino que manifiesta del poder de Santa María sobre el toro como bestia peligrosa
La cantiga cuenta que un caballero que debía casarse mandó que le trajesen toros para celebrar su boda, que eligió el más bravo entre todos y ordenó que lo corriesen en la plaza de Plasencia. Un hombre incauto atraviesa la plaza para visitar a Mateo, un clérigo amigo, y es sorprendido por el toro que arremete contra él. El clérigo viendo el peligro reza a la Virgen. El hombre corriendo consigue salvarse de la muerte ya que el toro resbala y cae en tierra. Cuando se levanta se ha convertido en manso.
Es una cántiga de doce estrofas con preciosas ilustraciones, son seis viñetas dispuestas en dos columnas . Las dos centrales , aparecen los espectadores en la gradas arrojando flechas y banderillas ;y lanzan sujetas con cuerdas lanzas
Estas son algunas de las estrofas de la cántiga CXLIV :
estribillo ......................................................................................................
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
as bestias da madre d'aquel Sennor las bestias de la Madre de aquel Señor
que sobre todas cousas á poder porque sobre todas las cosas tiene poder
......................................................................................................... estribillo
............................................... //....................................................................
“Ond’un cavaleiro ben d’i casou Por donde , un caballero se casó bien
da vila, e touros trager mandou de la villa , y mandó traer toros
pera sas vodas,e un’apartou para sus bodas , y apartó uno
d’eles chus bravo que mandou correr el más bravo de ellos , que mandó correr
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
............................................... //....................................................................
E él sayú por ir alá enton, Y él salió para ir allá entonces,
et o touro leixou-ss' yr de randon y el toro se dejó ir de rondón
a ele polo ferir mui felón a él, para herirlo, muy felón
por ll' os cornos pelas costas meter para meterle los cuernos por las espadas
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
E o crérigo , quand' aquesto uiú Y el cérico, cuando esto vió
d'ua feestra , mercée pediú desde una ventada, merced pidió
a santa María , et non falyú a santa María, y no le falló
por él, ca logo lle ueo ualer pues luego vino a valerle
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
E a atal guisa o acorreu Y de tal modo lo socorrió
que o touro log' en terra caeu que el toro luego cayó en tierra,
e todos los quatro pées tendeu y todas las cuatro patas extendió
assí como sse quisesse morrer así como si se quisiese morir
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
E iouu' assi d'aquesta guisa tal Y yació así de aquella manera
ata que o ome foi no portal hasta que el hombre estuvo en el portal
de cas seu conpardr' de la casa de su compadre,
a que non foi mal a la que no llegó mal,
con él et foy-o na casa coller donde lo cogió él.
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
E o toro s'ergeu , et d'essa uez Y el toro se irgió , y desde esa vez
nunca despóis a null' ome mal fez nunca después a ningún hombre hizo mal
pola uertude sa Aennor de prez por la virtud del Señor de prez
que aos seus non leixa mal prender que a los suyos no deja mal prender
Con razón e d'auren gran pauor Con razón han de tener gran pavor
as bestias da madre d'aquel Sennor las bestias de la Madre de aquel Señor
que sobre todas cousas á poder porque sobre todas las cosas tiene poder
Además el relato anterior, en la cantigas de Santa María números XXXI, XLVIII y XCIV se recogen más milagros protagonizados por toros, la última de ellas precisamente en el transcurso de una corrida.
El nacimiento de Santiago de Compostela como lugar donde enterrar el cuerpo de Santiago se debe a la inspiración divina de dos bravos toros. La descripción de la noticia de se debe a León Rosmithal:
Los discípulos de Santiago fueron al Alcázar de la reina Lupa , en Padrón, para suplicar que les diera algunos bueyes o mulas para conducir el cuerpo del santo al lugar que la estrella había señalado. Pero aquella inhumana reina tan cruel, principalmente con todos los cristianos, tenía un dragón fiero y sanguinario, al cual echaba aquellos que quería matar y al punto los destrozaba; también tenía dos toros ferocísimos a los cuales arrojaba aquellos cuya muerte resolvía, y los toros mataban al punto a os que cogían, de suerte que nadie osaban a cercarse a ellos.
La reina mandó primero que echasen los discípulos de Santiago al dragón; y al encontrarse con que el dragón que había de devorarlos, no sólo no les hizo ningún daño, sino lo que es maravilla, parecía que os veneraba, mandó que arrojasen os discípulos a los toros, a los que nadie osaba acercarse; pero en cuento los vieron se llenaron de terror y los que esto presenciaron fueron a relatárselo a la reina, la cual, conmovida y aterrada, con tales milagros, se convirtió a la fe de Cristo con todos los suyos, mandando que se dieran a los discípulos aquellos toros, con los cuales condujeron el cuerpo de Santiago al lugar donde la estrella quedó inmóvil y los toros se araron por su voluntad; y allí colocaron su cuerpo, y en este sitio está hoy su sepulcro.
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Alejandro Recio & Paco Domingo.
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