EL ALGUACILILLO
Los alguacilillos son los que a caballo encabezan el paseíllo que da entrada a la plaza a todos los protagonistas que participan en la corrida. Suelen ser dos y son agentes encargados de transmitir las órdenes del presidente durante la corrida de toros. Visten a manera de los alguaciles de la época de Felipe IV y tiene varias funciones establecidas en el reglamento taurino.
Artículo 71.5. del Reglamento de Espectáculos Taurinos: a la hora exacta fijada para dar comienzo el espectáculo, el presidente ordenará el inicio del mismo, mediante la exhibición del pañuelo blanco para que los clarines y timbales anuncien dicho comienzo. Seguidamente, los alguacilillos realizaran, previa venia al presidente, el despeje del ruedo para, a continuación, al frente de los espadas, cuadrillas, areneros, mulilleros y mozos de caballo, realizar el paseíllo; entregaran la llave de toriles al torilero, retirándose del ruedo cuando este del todo despejado.
Hacen la representación de lo que en el siglo XVIII era el Despejo de la Plaza. Consistía en desocupar la plaza del público antes del comienzo de la lidia. Ahora lo hacen a caballo y galopando a lo largo del perímetro del ruedo. Cuando son dos, ambos galopan a lo largo del perímetro de la plaza, cerca de la barrera, y en sentidos opuestos cada uno en el caso de corrida y atraviesan el redondel juntos cuando es novillada . Una terminado el despejo plaza, se destocan y saludan al presidente con una leve inclinación de cabeza que les entrega las llaves de los toriles.
Otras tareas que tiene el alguacilillo es recoger la llaves (simbólicas en muchos casos) de los toriles que le da el presidente y se las entregar al Torilero para abrir la puerta de toriles. También son los encargados de entregare los trofeos a los torero que el presidente les otorga y reciben el posterior abrazo.
Durante la corrida transmite a los toreros las órdenes del presidente, conservando todavía restos de su carácter de agente ejecutivo de la autoridad. La presencia del alguacilillo es consecuencia de la presencia de la autoridad en la plaza. Es una pragmática de La Reina Isabel la Católica de 1503, la primera regulación de de la incorporación del alguacil a la lidia .
Antiguamente eran como hoy los árbitros de futbol, siendo objeto continuo de insultos y del cachondeo del público. Eran los encargados de velar que se cumpliera el reglamento taurino y de dar los avisos a los toreros. Hoy ya no representa más que un acompañamiento de la lidia y no están mal vistos.
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Alejandro Recio & Paco Domingo.